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Élite empresarial de EEUU recibe al Presidente Xi con una gran ovación

El mandatario chino proyectó un tono amistoso, pero los analistas dicen que el creciente escrutinio ha inquietado a los grupos extranjeros.

Por: R. McMorrow y D. Sevastopulo | Publicado: Viernes 17 de noviembre de 2023 a las 04:00 hrs.
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Foto: Reuters
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San Francisco

El miércoles en la tarde, en un hotel de San Francisco, el Presidente chino, Xi Jinping, entregó un mensaje a las empresas estadounidenses que recibió una gran ovación: China es un gran mercado y un amigo.

En el Hyatt Regency para reunirse con el líder chino se encontraban Elon Musk, de Tesla; Tim Cook, de Apple; y Albert Bourla, de Pfizer, todos interesados en vender más autos eléctricos, iPhones y productos farmacéuticos en la segunda economía más grande del mundo.

Después de un día de conversaciones tan esperadas con el Presidente estadounidense Joe Biden, Xi dijo ante una audiencia de unas 300 personas: “China es a la vez una economía supergrande y un mercado supergrande... La modernización para 1.400 millones de chinos es una gran oportunidad que China ofrece al mundo”.

Una recuperación económica inestable de la pandemia y el aparato de seguridad interno cada vez más asertivo de Beijing han apagado el entusiasmo entre los inversionistas estadounidenses.

“El mundo necesita que China y Estados Unidos trabajen juntos para lograr un futuro mejor”, añadió. “China está lista para ser socia y amiga de EEUU”.

Los cálidos sentimientos parecían mutuos. “Si revisas la lista de las 20 principales empresas estadounidenses en China, verás que todas estaban allí”, dijo un titán tecnológico de San Francisco que asistió al evento, pero no quiso que se publicara su nombre. En camino al Hyatt, el fundador de Bridgewater, Ray Dalio, dijo a Financial Times que estaba “emocionado de tener esta relación [con Xi]”.

Menor entusiasmo

Pero si bien Xi hizo un esfuerzo por expresar la abierta bienvenida de su país a las empresas estadounidenses, una combinación de tensiones con Washington, una recuperación económica inestable de la pandemia y el aparato de seguridad interno cada vez más asertivo de Beijing han apagado el entusiasmo entre los inversionistas estadounidenses por hacer grandes apuestas en China.

Una serie de empresas estadounidenses han comenzado a hacer las maletas o a desviar las cadenas de suministro por temor a que las tensiones geopolíticas puedan perturbar los negocios. Grupos tecnológicos como Airbnb y LinkedIn se han retirado del país, al igual que las consultoras Gallup y Forrester Research. Incluso Apple, que durante mucho tiempo dependió de la fabricación china, ha comenzado a trasladas sus pedidos a países como India y Vietnam.

Líderes empresariales y analistas dijeron que no esperaban que la cumbre de Xi con Biden descongelara completamente las relaciones. Los dos presidentes acordaron reiniciar las comunicaciones militares y establecer un grupo de trabajo antinarcóticos para abordar el ingreso de fentanilo a EEUU, pero se fueron con varios temas sin resolver, en particular las tensiones sobre Taiwán, que China reclama como parte de su territorio.

Myron Brilliant, exjefe de relaciones internacionales de la Cámara de Comercio de EEUU, dijo que mientras los funcionarios chinos volvían al manual de cortejar a la comunidad empresarial para invertir y ayudar a gestionar los vínculos con Washington, “los tiempos han cambiado”.

“La conclusión es que los líderes empresariales estadounidenses no quieren verse atrapados en una partida de ajedrez entre los Gobiernos de China y EEUU”, dijo Brilliant. “Los directores ejecutivos son reacios al riesgo y el ambiente entre China y EEUU ha aumentado el riesgo de hacer negocios en China”.

Las críticas cada vez más vocales a China por parte de políticos estadounidenses de línea dura han complicado aún más el ambiente tenso para los líderes empresariales. El martes, Mike Gallagher, presidente del comité de China de la Cámara de Representantes, calificó de “desmedido” que ejecutivos estadounidenses estuvieran pagando para asistir a la cena con Xi, citando la represión de Beijing contra los musulmanes uigures en la región noroccidental china de Xinjiang y exigiendo una lista de asistentes.

Un ejecutivo chino-estadounidense de una empresa de tecnología que abarca ambos países afirmó a FT que su asistencia era un “secreto de Estado”.

Darren Woods, director ejecutivo de ExxonMobil, que está en proceso de construir una planta petroquímica multimillonaria en el sur de China, dijo a periodistas el miércoles en la mañana que no asistiría a la cena. “Las relaciones entre China y EEUU van a tener altibajos con el tiempo”, aseguró. “Ambos países son demasiado importantes para el orden mundial como para no encontrar algún equilibrio, aunque ese equilibrio cambiará”.

Seguridad nacional

Shi Yinhong, experto en las relaciones entre EEUU y China de la Universidad Renmin de China, dijo que la preocupación de ambos Gobiernos por la seguridad nacional pondría un límite a las relaciones. “Si los intereses económicos entran en conflicto con la seguridad nacional, ésta sin duda tendrá prioridad”, afirmó Shi.

El cada vez más contundente aparato de seguridad interno de China ha puesto nerviosas a muchas empresas extranjeras, realizando redadas en la consultora estadounidense Bain & Co y deteniendo a cinco empleados locales del grupo de due diligence Mintz. Beijing también prohibió el uso de chips del grupo estadounidense Micron en infraestructuras críticas por riesgos de seguridad cibernética.

Michael Hart, presidente de la Cámara de Comercio Estadounidense en China, dijo que el escrutinio por parte de Beijing de las empresas estadounidenses en el país estaba enviando “mensajes contradictorios” y esperaba que la retórica amistosa de Xi permeara en la burocracia.

Dada la trayectoria incierta de la economía china, que se ha visto afectada por un sector inmobiliario lento y exportaciones débiles, Hart añadió que algunos grupos estadounidenses seguían siendo pesimistas. China ha luchado por impulsar un crecimiento sólido desde que levantó los controles pandémicos este año. Pero dijo que para muchas empresas, “China sigue siendo un mercado importante y rentable”.

Beijing “se da cuenta de que el sector privado se está poniendo bastante nervioso”, afirmó Emily Kilcrease, experta en tecnología del grupo de expertos CNAS.

Si bien Xi intentó tranquilizar a las empresas estadounidenses en la cena, a menos que Beijing alivie la presión sobre las multinacionales estadounidenses y deje de imponer prohibiciones de salida a los ejecutivos extranjeros, “esas preocupaciones del sector privado seguirán persistiendo a pesar de la retórica”, añadió.

Xi dijo a los líderes empresariales en San Francisco: “La pregunta número uno para nosotros es: ¿somos adversarios o socios?”. Si EEUU y China se vieran como rivales, advirtió, “solo conduciría a una formulación de políticas mal informada, a acciones desacertadas y a resultados no deseados”.

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